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Supply Chain Frontiers issue n.º 53. Lea todos artículos en este asunto.

El embalaje protege los productos contra los daños y el robo, diferencia la marca y es una fuente de información para los consumidores. También añade coste a la cadena de valor, especialmente en mercados fragmentados donde los compradores tienen diferentes necesidades de embalaje. El Centro Latinoamericano de Innovación en Logística (CLI) ha desarrollado dos modelos de optimización para ayudar a las empresas a encontrar el formato de embalaje más rentable en los mercados emergentes.

Se han dedicado muchos esfuerzos de investigación a los problemas de optimización del embalaje. Sin embargo, hay una cuestión específica que ha recibido relativamente poca atención: ¿cómo definen las empresas la cantidad óptima de envases internos que se deben colocar dentro de envases externos para minimizar los costes logísticos globales?

Imaginemos, por ejemplo, un palé cargado de productos farmacéuticos. Tenemos una pila de cajas o envases externos y, dentro de cada caja, hay frascos de píldoras, los envases internos. Las píldoras se consideran unidades de consumo.

¿Cuántos frascos de píldoras (envases internos) deberían transportarse en cada caja (envase externo) y de qué tamaño deberían ser las cajas de cartón para minimizar los costes logísticos?

Ahora, situemos los palés de fármacos en un mercado emergente en el que encontramos diferentes tipos de clientes. En las zonas más ricas, los supermercados generan economías de escala a partir de los suministros a granel. En el otro extremo del espectro socioeconómico están los tradicionales comercios minoristas de barrios pobres cuyos clientes compran en cantidades más pequeñas. Estas microtiendas necesitan que los suministros se dividan en frascos individuales. Incluso podrían vender el producto por unidad de consumo. Además, existen clientes institucionales, como clínicas, que requieren variaciones en estas demandas.

¿Qué configuración de embalaje responde a todas las necesidades de estos clientes con el menor coste logístico global?

Se trata de una pregunta compleja, especialmente cuando se tiene en cuenta el coste de cada componente. Algunos ejemplos de estos costes individuales son el coste del manejo de envases externos en la planta de producción, centros de distribución y comercios minoristas, el manejo de envases internos en los centros de distribución, los costes de transporte y el coste de abrir envases internos o externos en los centros de distribución o puntos de venta al por menor. También deben tenerse en cuenta varios costes de transporte de inventario asociados con el embalaje.

El equipo de investigación del CLI trabajó con una empresa colombiana dedicada al negocio de alimentos no perecederos para desarrollar modelos de optimización que ayuden a las empresas a resolver este puzle. La empresa alimentaria necesitaba encontrar formas de disminuir los costes y mejorar la eficiencia de sus operaciones de centro de distribución. Por ejemplo, para dar respuesta a las demandas de los pequeños comercios, la empresa tenía que volver a embalar cajas de producto con demasiados pocos envases internos. Este déficit impedía maximizar el número de elementos de cada palé.
 
En primer lugar, el equipo del CLI identificó el flujo físico de paquetes a través de la cadena de valor de la empresa, con el fin de analizar los procesos influenciados por el tamaño de los paquetes.

Una vez recopilada esta información, los investigadores crearon el primer modelo de optimización. El modelo define el tamaño de envase externo (como cantidad de envases internos que contiene) que minimiza el coste total de los procesos identificados en la fase inicial del proyecto.

A continuación, desarrollaron el segundo modelo. Este modelo identifica cinco tipos de envases externos (de nuevo, como cantidad de envases internos que contienen) que minimizan el número de envases externos que deben abrirse para poder satisfacer la demanda del cliente.

En este punto, los investigadores recopilaron los datos necesarios para poner en práctica los dos modelos. Los datos introducidos para el primer modelo, por ejemplo, incluían datos de demanda históricos referidos a determinados productos y costes de embalaje/inventario relacionados.

Se evaluaron seis escenarios de embalaje en cuanto a su coste global comparado con los costes logísticos actuales. En un escenario se definía un tamaño de envase externo (como cantidad de envases internos que contiene) para cada uno de los canales de distribución de la empresa. También se analizaron los resultados de especificar uno, dos, tres, cuatro o cinco tamaños de envase externo para satisfacer todas las demandas de los clientes en cada canal.

En los seis escenarios analizados se logró una reducción de al menos un 4,5% del total de costes logísticos. Los ahorros más significativos se produjeron en el transporte de productos acabados a clientes finales y en la manipulación de envases internos en los centros de distribución.

En general, el proyecto puso de manifiesto cómo afectan los cambios en el tamaño del embalaje a las siguientes áreas clave de la cadena de valor:

  • Costes asociados a determinadas actividades, como el aprovisionamiento de embalaje y otros materiales, transporte, gestión de inventario y manipulación de envases externos.
  • Productividad de las líneas de producción y operadores individuales.
  • Utilización del espacio en instalaciones de almacenamiento y vehículos de reparto.

Los modelos de optimización ayudan a las empresas a identificar las configuraciones de embalaje más rentables para los mercados emergentes que presentan retos logísticos especiales. Por ejemplo, las empresas tienen que tratar con varios canales de distribución y los requisitos de grupos de clientes muy dispares.

La siguiente fase de la investigación se centrará en las unidades de consumo (la cantidad óptima de elementos que se deben incluir en los envases internos de transporte).

Para obtener más información sobre la investigación, contacte con Christopher Mejía, profesor asociado de posdoctorado, CLI, en: cmejia@logyca.org