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La extensión de los plazos de pago a 120 días o más ayuda a liberar el activo circulante (working capital en inglés) a las grandes empresas, pero también puede aumentar la tensión financiera de los proveedores y en última instancia conducir al aumento del coste del producto. Aunque la táctica ha sido muy criticada, la investigación en curso en Zaragoza Logistics Center (Zaragoza, España) muestra que retrasar los pagos a los acreedores puede beneficiar en la actualidad tanto a proveedores como a compradores.

El número de grandes empresas que han impuesto condiciones de pago más ventajosas a sus proveedores ha aumentado notablemente en los últimos años. Un artículo reciente publicado en The New York Times señala que la empresa de licores Diageo paga sus facturas a 90 días, y Mondelez, Mars y Kellogg extienden este plazo hasta los 120. “La lista de compañías que siguen esta práctica puede asemejarse a un Quien es Quien en un supermercado”, comenta The New York Times.

Mediante el pago a proveedores mucho más tarde que en el pasado, las grandes empresas pueden desbloquear efectivo en sus cadenas de suministro. Según The New York Times, en 2013 Procter & Gamble introdujo un plazo de pago de 75 días y añadió mil millones de dólares (cálculo estimado) al flujo de caja de la empresa.

Pero para muchos proveedores, especialmente la pequeña y mediana empresa, esta táctica supone un trago amargo. Las PyMEs son particularmente vulnerables a la volatilidad del mercado, y son a menudo incapaces de encontrar financiación externa barata debido a los efectos secundarios de la crisis financiera mundial de 2008.

En esta situación desfavorable parece que las PyMEs no tienen más remedio que arreglárselas lo mejor posible, pero hay alternativas mejores.

En 2010 Unilever alargó los plazos de pago de 30 a 90 días. A pesar de que la industria todavía se estaba recuperando de las secuelas de la crisis de 2008, Unilever consiguió un aumento de la facturación total del 25%, así como el 50% y el 60% de aumento en el beneficio de explotación y las inversiones en activos fijos en un marco de tiempo de tres años. Además, si bien hubo muestras de descontento cuando el cambio fue anunciado, las protestas de los proveedores fueron relativamente acalladas.

La razón es que Unilever invirtió los fondos liberados por su programa de pago extendido en su cadena de suministro. El rendimiento capturado por Unilever fue transferido a los proveedores en forma de pedidos de mayor volumen – de hecho, un ganar-ganar.

La disponibilidad de instrumentos de financiación de la cadena de suministro, como el confirming (reverse factoring - RF, en inglés) también hizo posible que Unilever extendiera sus plazos de pago sin castigar a los proveedores.

El confirming es un vehículo para dar a los proveedores - especialmente las PyMEs - acceso a una financiación asequible. En una disposición típica, una Gran Empresa (el Comprador) se compromete a pagar sin demora las facturas al Factor (un Banco), y el Factor se compromete a pagar al Proveedor antes de las fechas de vencimiento de las facturas del Comprador. El Banco se beneficia por el cobro de tarifas por este servicio, el Comprador se beneficia de la extensión de plazos, y el Proveedor es capaz de recibir el pago más pronto y mejorar su posición de flujo de caja.

La mayoría de los modelos académicos muestran que cuando los compradores asocian sus programas de confirming con la extensión de plazos, el valor de su cadena de suministro es menor que el alcanzado sin la estrategia de extensión. Sin embargo, una investigación reciente de ZLC muestra que cuando el coste de la recaudación de fondos - en forma de deuda o capital - es alta para los compradores, la extensión en las condiciones de pago puede ser económicamente eficiente siempre y cuando el efectivo liberado se utilice de manera productiva, como por ejemplo invirtiendo en instalaciones y equipos.

Hay muchas versiones creativas de financiación por confirming. La investigación de ZLC muestra que para las PyMEs este instrumento mejora el funcionamiento operativo, mitiga el impacto de la volatilidad del mercado en el flujo de caja, y ofrece el potencial para desbloquear más del 10% del activo circulante de una empresa.

El confirming también tiene, sin embargo, algunas desventajas significativas. Es una práctica efectiva cuando el diferencial de crédito es amplio pero, si este no es el caso, se aconseja a los proveedores que busquen otras fuentes de financiación. Y, por supuesto, los servicios de confirming tienen un coste para el comprador y el proveedor.

Por lo tanto, al evaluar las opciones de confirming, los proveedores deben tener en cuenta que los beneficios directos obtenidos de los niveles de servicio mejorados y la rentabilidad no son los únicos factores a considerar. También deben evaluar de que otras formas se puede poner a trabajar el capital liberado.

La aparición de nuevas variaciones sobre el tema de confirming, incluyendo las plataformas abiertas que proporcionan una gama más amplia de fuentes de financiación competitivas, podría cambiar estas compensaciones. Además, los nuevos modelos de Fintech como blockchain (o cadena de bloques) tienen el potencial de perturbar el mercado de confirming.

Existe una creciente necesidad de conocimientos sobre mejores formas de gestionar el activo circulante. El estudio anual “working capital survey” publicado recientemente por REL, una división de The Hackett Group, que analiza el rendimiento de 1.000 de las mayores empresas públicas de Estados Unidos durante el año 2015, concluye: "En general, el rendimiento del activo circulante continua degradándose, alcanzando los niveles de rendimiento más pobres desde la crisis financiera de 2008.".

Spiros Lekkakos es investigador postdoctoral en Zaragoza Logistics Center (Zaragoza, España).

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