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Publication Date
Topic(s) Covered:
  • Resilience
  • Risk Management
Abstract

Las inversiones considerables en resiliencia de la cadena de suministro han permitido a las empresas mejorar notablemente su capacidad para recuperarse tras una alteración. Pero la digitalización de las cadenas de suministro plantea nuevas exigencias a las operaciones empresariales que requieren un enfoque distinto para generar resiliencia en la cadena de suministro.

Con el beneficio de las tecnologías digitales, las empresas están utilizando Big Data para detectar riesgos en la cadena de suministro y crear sistemas de alerta temprana con mucha más velocidad y precisión. No obstante, la capacidad para responder a estas señales no ha avanzado al mismo ritmo.

Por otro lado, la brecha entre detección y respuesta a los riesgos promete agravarse a medida que se acelere el ritmo de la digitalización. Una encuesta realizada a 30 empresas globales de diversos sectores, publicada en octubre de 2016 por el  Center for Global Enterprise (CGE) reveló que el 88% han incorporado elementos de la cadena de suministro digital en su modelo de negocio. Todas las empresas encuestadas estaban trabajando para adoptar tecnologías innovadoras, tales como el Internet de las Cosas y la robótica.

Para seguir el ritmo de cambios como estos, las empresas deberán desarrollar formas de automatizar la resiliencia.

Los negocios utilizan diferentes estrategias para que sus cadenas de suministro sean más resilientes, a saber, diversificar la base de proveedores, establecer existencias mínimas de seguridad y prever capacidad sobrante de transporte. Tales estrategias continuarán siendo importantes, pero la creación de cadenas de suministro digitales resilientes, o ciber-resiliencia, requiere una velocidad de respuesta que solo se puede conseguir a través de la automatización y el software inteligente.   

CGE caracteriza una cadena de suministro digital como “un modelo de plataforma orientado al cliente que aprovecha y maximiza la utilización de datos en tiempo real procedentes de diversas fuentes”. Si se detecta una posible alteración, el sistema decide la mejor estrategia de mitigación y la ejecuta.

Un ejemplo relativamente sencillo es un contenedor cargado y dotado de sensores que supervisa la temperatura y la humedad de la mercancía en tiempo real. Los datos se analizan utilizando normas avanzadas de inteligencia empresarial y se comparten con órganos autorizados en la cadena de suministro ampliada. Estas partes pueden tomar medidas correctivas en caso de detectarse un problema. Por ejemplo, si las lecturas del contenedor indican que la carga perecedera se ha echado a perder debido a una avería en el equipo, se hace un pedido automáticamente para reponer suministros mientras la mercancía estropeada está todavía en tránsito. Tales medidas correctivas no se limitan a la logística; las condiciones financieras y contractuales también se ajustan cuando se produce una alteración imprevista.

El sistema también puede intercambiar información seleccionada con organismos gubernamentales competentes tales como administraciones aduaneras, que supervisan el cumplimiento de la legislación sobre salud y alimentos. Se trata de una característica importante de la ciber-resiliencia. Por lo general, las cadenas de suministro propensas a los riesgos son consideradas menos seguras por las autoridades públicas, y por este motivo se seleccionan con más frecuencia para auditoria, control e inspección. Estas actividades generan retrasos innecesarios en las cadenas de suministro.

Se están desarrollando herramientas digitales para mantener informados a los gobiernos. Por ejemplo, Zaragoza Logistics Center (ZLC) está elaborando una herramienta de predicción ETA (Estimated Time of Arrival, tiempo estimado de llegada) para mercancías exportadas de China a España. Los retrasos imprevistos y la falta de información sobre el movimiento de mercancías entre orígenes y destinos suelen plantear sospechas de que algo va mal con un envío. Quizás hubo una parada en un destino no autorizado para cargar mercancía ilegal. Las autoridades aduaneras reaccionan a menudo inspeccionando la carga y exacerbando por tanto el problema, aun cuando existan razones legítimas para los retrasos, tales como conflictos laborales o condiciones meteorológicas extremas. La herramienta ETA está diseñada para evitar dichos problemas transmitiendo automáticamente una imagen clara en tiempo real de asuntos relacionados con el envío a los organismos gubernamentales competentes.

Es posible utilizar esta misma herramienta para crear alertas y determinar en tiempo real si habrá retrasos y si es necesario actualizar las cláusulas ATP (Available To Promise, disponibilidad según promesa) en los contratos. Tales acciones pueden evitar penalizaciones por incumplimientos de contrato, y ayudar a que las empresas valoren por anticipado modos alternativos de recuperar mercancías enviadas y reducir al mínimo los efectos de las alteraciones sobre las operaciones comerciales.

Si bien estas ventajas mejorarán la resiliencia de las cadenas de suministro digitales, se necesitan más avances para alcanzar una verdadera ciber-resiliencia.

Faltan normas bien desarrolladas para que las organizaciones puedan decidir cuándo han de emitirse alertas, y cómo deben reaccionar las empresas a dichos mensajes. Las empresas elaboran planes de contingencia de forma rutinaria para gestionar determinadas alteraciones, pero deben esforzarse más por digitalizar y automatizar estos planes. Los gestores de riesgos pueden decidir qué elementos de sus planes de contingencia se pueden automatizar por completo y cuáles siguen precisando supervisión humana. Existe además la necesidad de software que mejore continuamente las respuestas a las alteraciones aprendiendo de la experiencia.

Un aspecto esencial es cómo integrar nuevas herramientas y sistemas en las cadenas de suministro digitales. Estos son los principales desafíos a la integración por orden de importancia.

Creación de sistemas robustos para recopilar y compartir información. Muchas empresas, sobre todo las pequeñas, carecen de las habilidades técnicas y de los recursos financieros necesarios para crear la infraestructura necesaria. Además, la falta de normalización dificulta la comunicación de empresas entre los sistemas informáticos.

Explotar normas de inteligencia empresarial. Se necesitan avances para valorar los riesgos asociados con las cadenas de suministro digitales, desarrollar normas de inteligencia empresarial para gestionar dichos riesgos, y automatizar los procesos de gestión subyacentes.

Establecer partenariados entre sectores público y privado. En un entorno digital cada vez más complejo y exigente, los gobiernos dependen más y más de los recursos del sector privado para asegurar las cadenas de suministro. 

Confidencialidad de los datos. Las empresas dudan respecto a compartir información sensible por medio de una plataforma digital. Una solución es desarrollar tecnología tipo Dropbox que permita el acceso a determinadas personas sin necesidad de descargar datos. Los datos pertenecen al propietario y solo se muestran a personas autorizadas, según convenga.

Ciberseguridad. La piratería informática es un riesgo siempre presente y en alza. Las cadenas de suministro digitales son vulnerables a las infracciones de seguridad por delincuentes, tales como ladrones de mercancías. Hacen falta nuevas tecnologías para detectar ciberataques y proteger los sistemas contra el acceso no autorizado. La tecnología Blockchain (cadena de bloques) emergente, que facilita la autenticación de documentos digitales y la verificación de la identidad de socios comerciales, es un avance prometedor.

La ciber-resiliencia totalmente automatizada está lejos de ser una realidad, aunque se están logrando avances reales. Por ejemplo, el Proyecto europeo CORE (ecosistemas de cadenas de suministro Consistentemente Optimizados y REsilientes), en cuyo marco ZLC coordina tres Living Labs, tiene previsto probar y demostrar sistemas que automaticen planes de mitigación de riesgos en la cadena de suministro en los próximos dos años.

El proyecto CORE tiene como finalidad desarrollar y probar en Living Labs tecnologías de hardware y software para recopilar datos, identificar y monitorizar riesgos importantes en la cadena de suministro y aprovechar esta información de dos maneras: primero, optimizando el rendimiento de las cadenas de suministro y, después, simplificando el intercambio de datos con los organismos transfronterizos. El resultado esperado es demostrar con datos reales de los Living Labs que las soluciones implantadas pueden brindar beneficios tangibles a las partes interesadas.

Trabajos así son esenciales si queremos que las cadenas de suministro digitales permitan ahorros de costes considerables y mejoras en el servicio. En un futuro no muy lejano, un software que reduzca los retrasos en la cadena de suministro de días a horas o incluso segundos podría ser una realidad. Para aprovechar al máximo el potencial de esta tecnología y lograr los ahorros de costes considerables y las mejoras en el servicio que las cadenas de suministro digitales pueden ofrecer, las empresas necesitan desarrollar la ciber-resiliencia.

Este artículo fue escrito por el Dr. Luca Urciuoli, Profesor asociado en el Zaragoza Logistics Center, Zaragoza, España. El artículo fue publicado primero por MIT Sloan Management Review y después en ZLC News. Para más información, póngase en contacto con el autor en: lurciuoli@zlc.edu.es.

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